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Un imaginario del desierto moviliza las pasiones, identidades y proclamas ambientalistas ante los incendios en las islas del río Paraná, Argentina. El Estado y ganaderos como “ecocidas”, territorios de Vida como “humedales” y “bienes comunes”: una controversia ambiental por el fuego en las islas.

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A partir de los incendios ocurridos en las islas del río Paraná en la región central de Argentina, se desplegaron movimientos sociales con repertorios particulares de valoración del territorio. Ellos hablan de “ecocidio/ecocidas”, de “humedales” y “monte nativo”, de “bienes comunes” y “usurpadores de tierras”. En los discursos de los movimientos sociales se denuncian prácticas productivas locales como la ganadería, la caza o el turismo en las islas en las cuales perciben una desigual apropiación del territorio y a una falta de conservación ambiental que van en detrimento de la Vida. En la descalificación de actores locales, impugnación de sus actividades y del Estado -en sus múltiples escalas- como un garante fallido e incluso un adversario en la gestión territorial, los movimientos ambientales producen una reapropiación de la red de producción discursiva de la biodiversidad (Escobar, 1999) cuya grafía principal se da a través de la instalación en la esfera pública de la noción de “humedales” como identidad nominal del territorio insular. A partir de una identidad ensamblada emergente: “Somos Humedales”, el movimiento ambientalista de la Ciudad de Rosario -uno de los epicentros de la controversia por el fuego en las islas del rio Paraná- genera una disputa geontológica por el territorio. La percepción de una pérdida de biodiversidad ocasionada por factores como el desarrollo productivo, la falla estatal en la conservación de la naturaleza y la producción de nuevas identidades, es impulsada por estos movimientos a partir de una tensión entre la Vida y la No Vida (Povinelli, 2022).