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La intervención explora las tensiones y contradicciones del entrelazamiento de modelos productivos tradicionales, industriales, y alternativos en la región vitivinícola del Penedès; dominada por una gran indústria vínica en la que el campesinado viticultor ha quedado verticalmente integrado.

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El Penedès, situado entre las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona - Reus, es hoy en día la región vitivinícola más grande de Catalunya. El proceso de especialización vitivinícola regional terminó llevando al progresivo abandono de las bodegas domésticas de las familias campesinas, en detrimento de una agricultura industrial orientada a la venta de la uva sin transformar a una industria vínica que progresivamente acabó por concentrar la mayor parte de la producción regional, y en la cual el campesinado viticultor tendió a quedar verticalmente integrado.

En este contexto, y a partir de los años ochenta, entre los viticultores fueron tomando forma estrategias para permanecer en un contexto adverso, recuperando en muchos casos la vinificación como modo para volver a diversificar la economía de sus explotaciones; un movimiento acompañado, posteriormente, por el auge de la producción ecológica, el “giro a la calidad” y, más recientemente, los vinos de mínima intervención, naturales, y fuera de las DO. Paradójicamente, en muchos casos estas alternativas se sostienen en la venta en paralelo de gran parte de la uva de dichas explotaciones a la gran industria vínica, siendo esta aún su mayor fuente de ingresos.

El objetivo de esta intervención, basada en una etnografía sostenida entre los años 2017 y 2022, será explorar el modo en que se entrelazan distintos modelos productivos vitivinícolas tradicionales, industriales, y alternativos en el Penedès; parando atención a las tensiones, contradicciones, y paradojas de las actuales estructuras productivas.