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En un contexto de desigualdad y discriminación étnica, las distinciones entre “buenos” y “malos” individuos tienden a establecer una frontera moral dentro del grupo estigmatizado. Es interesante preguntarse sobre cómo este discurso es interiorizado por los sujetos estigmatizados.

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Francia ha sido un país receptor de inmigración durante décadas, pero hasta muy recientemente evitó cualquier política de discriminación positiva. En su lugar se establecieron diversos instrumentos para proveer de recursos suplementarios a las zonas urbanas más desfavorecidas (Wiewiorka y Ohana 2001, Donzelot 2006).

Sin embargo, el último gobierno conservador (2007-2012) promovió un conjunto de iniciativas de discriminación positiva hacia las minorías raciales y los habitantes de los barrios de alojamientos sociales. Estas medidas, dirigidas a premiar "la excelencia", han tenido un número muy reducido de beneficiarios pero importantes funciones simbólicas. En un contexto de desigualdad y discriminación racial (Fassin 2009), la distinción entre "buenos" y "malos" permitió trazar una frontera moral dentro del grupo estigmatizado. Sus miembros fueron así obligados a demostrar su condición de buenos ciudadanos para evitar ser identificados con el estereotipo.

El trabajo de campo etnográfico permite conocer mejor la internalización de este discurso por jóvenes de los barrios de alojamientos sociales y de origen no europeo. Ante las llamadas del gobierno a los jóvenes a "evitar el victimismo", muchos jóvenes pertenecientes al grupo estigmatizado tendían a rechazar a aquellos que simbolizan mejor a sus ojos el estereotipo racial. Estas "estrategias de distinción" podían apreciarse en sus conversaciones cotidianas.

REFERENCIAS

Fassin, Didier y Fassin, Eric (dir.) (2009) : De la question sociale à la question raciale? París : La Découverte.

Donzelot, Jacques (2006): Quand la ville se défait. París : Editions du Seuil.

Wiewiorka, Michel (dir.) (2001): La différence culturelle. Une reformulation des débats, Paris: Balland.