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La movilidad cotidiana (desde el lugar de residencia al de trabajo) constituye un espacio que la mayoría de commuters considera propio e inalienable. Junto a otras actividades, la sociabilidad ocupa un lugar central y puede llegar a hablarse de nuevas formas de amistad móvil y post-territorial.

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Tomando como marco la Región Metropolitana de Barcelona (RMB), hacemos una presentación de los avances de una investigación que analiza el papel que desempeña la movilidad cotidiana en la organización personal y familiar de quienes viajan diariamente desde su lugar de residencia al de trabajo o estudio.

Nuestra investigación se centra esencialmente en los usuarios del transporte público (ferrocarril) y en el uso que hacen del tiempo de viaje. Por medio de etnografía ferroviaria, entrevistas informales, historias de vida y cuestionarios, hemos profundizado en las lógicas y estrategias que subyacen a las prácticas de commuting.

Partimos de una tipología de base empírica sobre commuters y de actividades realizadas en el tiempo de viaje. La existencia de commuters con larga trayectoria, así como la larga distancia de muchos desplazamientos diarios (entre 60 y 100 km) nos indica que nos encontramos frente a todo un fenómeno social de gran magnitud. El viaje diario constituye un tiempo invertido, no perdido, un momento propio, que puede usarse en seguir trabajando, en leer, en relajarse y dormir o bien, como el caso analizado, en establecer relaciones de sociabilidad. Éstas últimas derivan, a veces, en relaciones de verdadera amistad, ya que (como dice un informante) "mis compañeros de viaje son las personas de este mundo con quien paso más tiempo hablando diariamente".

Estas nuevas formas de sociabilidad desterritorializada son un indicio, tanto de nuevos estilos de vida urbana, como de notorios cambios en los procesos de construcción social de la identidad.